Una breve puesta al día de este blog.
He tenido noticias buenas y malas en estas últimas semanas:
Malas: La primera de las donantes se ha echado para atrás en el momento en el que tenía que ingresar en el hospital de USA en el que le iban a hacer la extracción. Desconocemos las causas. No es normal el que un donante comunique su confirmación a la donación al informarle de la existencia de un paciente que necesita su medula para desdecirse unos pocos días más tarde. La única explicación que se me ocurre es que le ha entrado un miedo insuperable.
Esta noticia me la dieron el día 12 de abril, viernes, al mediodía. Estaba terminando de preparar la comida con cierta prisa porque tenía una reunión a las tres y media en la Cámara de Comercio. Me llamo el doctor que se iba a ocupar del tratamiento de radioterapia previo al transplante y que me había convocado para el sábado a la mañana para terminar de preparar lo necesario para el tratamiento.
Esta noticia me la dieron el día 12 de abril, viernes, al mediodía. Estaba terminando de preparar la comida con cierta prisa porque tenía una reunión a las tres y media en la Cámara de Comercio. Me llamo el doctor que se iba a ocupar del tratamiento de radioterapia previo al transplante y que me había convocado para el sábado a la mañana para terminar de preparar lo necesario para el tratamiento.
Buenas: Mi médula parece que está bien, responde correctamente a los tratamientos y no se aprecian células cancerosas. No voy a necesitar ningún tratamiento de quimioterapia o similares mientras espero como se resuelve este asunto con la segunda donante compatible. Hace unos días estuve hablando con el médico y me informó de que ha recibido una escueta comunicación de sus colegas americanos diciendo que dispondremos de la médula de la segunda donante para el tres de junio. No dan más explicaciones. La mala experiencia anterior nos hace ser prudentes y no dar por segura la posibilidad del transplante hasta que la extracción de médula se haya producido. Mañana tengo consulta de seguimiento. Es probable de que sepan si el transplante se confirma o se frustra definitivamente.
Me encuentro físicamente y emocionalmente bien. No me obsesiono con pensamientos lúgubres ni he pasado por períodos de abatimiento prolongados. Según se vaya acercando la fecha del posible transplante probablemente estaré más asustado.
Hay riesgos importantes en ese proceso. En caso de que el transplante se frustre procuraré tomármelo con deportividad. Aunque no es muy alta, existe la posibilidad de que la enfermedad no se reproduzca.En cualquier caso intento vivir este proceso con la curiosidad y excitación de una nueva experiencia.
A mis familiares y amigos íntimos les corto de raíz cualquier intento de aproximación estrictamente emotiva a este tema y les animo a sacar a relucir sus dosis de humor negro inteligente. Al fin y al cabo, tanto si voy a vivir mucho o poco tiempo prefiero hacerlo divirtiéndome.
Lo que peor llevo es empeño de mi médico en evitar el que me tome unas copas de vino para aligerar el contexto. A pesar de que he tratado de estar extremadamente persuasivo para que modifique su punto de vista, no he conseguido casi nada. Doy fe de que la vida es más mustia acompañada sólo de cerveza sin alcohol.
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